Expresó el Papa Francisco: La vida "que estamos llamados a promover y defender no es un concepto abstracto, sino que se manifiesta siempre en una persona de carne y hueso: un niño recién concebido, un pobre marginado, un enfermo solo y desanimado o en estado terminal, uno que ha perdido su trabajo o no puede encontrarlo, un emigrante rechazado o en un gueto... La vida se manifiesta concretamente en las personas.
Todo ser humano -añadió- está llamado por Dios a gozar de la plenitud de la vida; y al haber sido confiado a la preocupación maternal de la Iglesia, toda amenaza a la dignidad y a la vida humana tiene repercusiones en el corazón de la Iglesia, en sus 'entrañas' maternales”.
Así, la defensa de la vida para la Iglesia, continuó el Papa, "no es una ideología" sino “una realidad, una realidad humana que involucra a todos los cristianos,
precisamente porque son cristianos y porque son humanos”. Además, "los ataques contra la dignidad y la vida de las personas continúan desgraciadamente
también en nuestra época, que es la época de los derechos humanos universales; de hecho, nos enfrentamos a nuevas amenazas y a una nueva esclavitud, y las leyes no siempre protegen la vida humana más débil y vulnerable".
Francisco recordó- también- las palabras de San Juan Pablo II: "Repito con renovada convicción el llamamiento que hizo a todos hace veinticinco años:'¡Respeta, defiende, ama y sirve a la vida, a cada vida, a cada vida humana! ¡Sólo en este camino encontrarás justicia, desarrollo, libertad, paz y felicidad!".
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