Te invitamos a compartir este momento de oración pascual junto a los miembros de tu familia. ¿Te animas a tener la iniciaiva e invitarlos?
1. Iniciamos preparando un lugar para encontrarnos. Encendemos una velita, buscamos una imagen religiosa que tengamos en casa y preparamos un pequeño altar.
2. Una vez que esten todos reunidos poder responder a la siguiente pregunta: ¿cómo estuviste esta semana? ¿deseás pedir algo a Jesús en esta oración? (luego de que todos hayan tenido su tiempo para expresarse y ejercitarse en la escucha pasamos al siguiente momento).
3. Colocamos la siguiente canción para introducirnos a la oración:
4. Lectura del Evangelio de este domingo:
Lectura del santo evangelio según san Lucas (24,13-35):
Él les dijo: «¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?».
Ellos se detuvieron con aire entristecido, Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le respondió:
«Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabes lo que ha pasado allí estos días?».
Él les dijo: «¿Qué?».
Ellos le contestaron: «Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él iba a liberar a Israel, pero, con todo esto, ya estamos en el tercer día desde que esto sucedió. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado, pues habiendo ido muy de mañana al sepulcro, y no habiendo encontrado su cuerpo, vinieron diciendo que incluso habían visto una aparición de ángeles, que dicen que está vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron».
Entonces él les dijo:
«¡Qué necios y torpes sois para creer lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto y entrara así en su gloria?».
Y, comenzando por Moisés y siguiendo por todos los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras.
Llegaron cerca de la aldea adonde iban y él simuló que iba a seguir caminando; pero ellos lo apremiaron, diciendo:
«Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída».
Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron.
Pero él desapareció de su vista.
Y se dijeron el uno al otro: «¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?».
Y, levantándose en aquel momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo: «Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón».
Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
Palabra del Señor (gloria a Tí, Señor Jesús)
5. Compartimos qué parte de lo escuchado nos llamó más la atención.
Que podamos profundizar y cuidar nuestra fe pascual en el Señor Resucitado, ¡el Señor de nuestros caminos! Que seamos capaces de anunciar a quien quiera escucharnos que «es verdad, el Señor ha resucitado y nosotros lo hemos reconocido al partir el Pan». Y si nos marchamos un día a Emaús que podamos volver con el corazón ardiendo.
6. Damos gracias a Dios por su Palabra y le encomendamos a cada uno de los miembros de nuestra familia. Rezamos juntos:
Padre Celestial, nos has dado un modelo de vida en la Sagrada Familia de Nazaret
Ayúdanos, Padre amado, a hacer de nuestra familia otro Nazaret, donde reine amor, la paz y la alegría.
Que sea profundamente contemplativa, intensamente eucarística y vibrante con alegría.
Ayúdanos a permanecer unidos por la oración en familia en los momentos de gozo y de dolor.
Enséñanos a ver a Jesucristo en los miembros de nuestra familia especialmente en los momentos de angustia.
Haz que el corazón de Jesús Eucaristía haga nuestros corazones mansos y humildes como el suyo
y ayúdanos a sobrellevar las responsabilidades familiares de una manera santa.
Haz que nos amemos más y más unos a otros cada día como Dios nos ama a cada uno de nosotros
y a perdonarnos mutuamente nuestras faltas, como Tú perdonas nuestros pecados.
Ayúdanos, oh Padre amado, a recibir todo lo que nos das y a dar todo lo que quieres recibir con una gran sonrisa.
Inmaculado Corazón de María, causa de nuestra alegria, ruega por nosotros.
Santos Angeles de la Guarda permaneced a nuestro lado, guiadnos y protegednos.
Amén.
7. Concluímos nuestra oración haciendo juntos la señal de la Cruz.
Esta misma guía puede ser tomada las veces que se deseen sólo debes actualizar el evangelio buscando en la siguiente página: